Ysabel Jurado ha causado un terremoto político en Los Ángeles al convertirse en la líder en las elecciones para ocupar el puesto del Distrito 14 en el Concejo Municipal.
“Me recuerdas a la historia de Manny Pacquiao”, me atrevo a decir.
Al otro lado de la línea, se escucha un signo de interrogación.
“Pacquiao, también filipino, derrotó a todos los mexicanos que enfrentó, y los mexicanos lo amaban. Ahora tú, estás derrotando a un latino y los mexicanos y latinos te aman”, explico.
Ella se ríe. Se puede escuchar una sonrisa clara y transparente.
Ysabel, abogada de derechos de los inquilinos y defensora de otras causas sociales, decidió ingresar a la elección, cansada de ver a un miembro del concejo desinteresado por la población, donde la gente no confiaba en él y donde se ignoraban las demandas más vitales de la comunidad. Nadie la veía en el horizonte, pero gracias a una campaña de base, puerta a puerta y cara a cara, logró posicionarse en primer lugar en la ronda inicial con miras a las elecciones finales de noviembre.
“No retrocederemos, seguiremos adelante, no hay vuelta atrás”, dice.
Hija de padres filipinos, su madre inmigró primero a Estados Unidos gracias al estatus de su abuela. Su padre, ya saliendo juntos, se quedó en Filipinas esperando el momento oportuno para reunirse.
“Mantuvieron una relación a larga distancia hasta que un día mi madre envió un mensaje a mi padre”, se ríe, siempre riendo. “Ella dijo: ‘aquí alguien me está cortejando. Si tardas mucho en venir, no me encontrarás’. Mi padre vino de inmediato, con tres mil dólares en el bolsillo, que pronto desaparecieron”.
Su padre vivió como inmigrante indocumentado durante algún tiempo, experimentando lo que muchos inmigrantes viven: explotación, robo de salarios y otros abusos, que impactaron la historia de Ysabel.
Esa parte de su historia fue recompensada con una infancia feliz, llena de amor, con parientes y clases de baile filipino y hawaiano.
“Muy similar al baile mexicano”, me dice.
La única pregunta que tenía sobre sentirse diferente fue cuando asistió a una escuela privada en Los Feliz. Pero eso pasó pronto.
“Mi cultura, las enseñanzas de mis padres, me han dado todos estos valores que tengo, el trabajo duro, eso es parte de la cultura filipina. En nuestra casa, siempre acogimos a los recién llegados, a aquellos que necesitaban un lugar para dormir”, dice.
Otra cosa que valora es la creatividad, que la vida y las duras condiciones que enfrentó a veces le inculcaron.
“Las personas que no tienen dinero son las más creativas, inventamos cómo resolver las cosas y no nos rendimos, viví eso y aún lo creo”, agrega.
Durante su adolescencia, sus padres la enviaron a Filipinas durante el verano con su familia. Allí comenzó a darse cuenta de las necesidades extremas que tienen las personas. Su familia no tenía mucho dinero, y la pobreza en ciertas áreas del país la inyectó con esa conciencia social que ha llevado consigo.
“Vi niños pidiendo algo de comer, otros problemas, y me pregunté, ‘¿Por qué?’ Decidí intentar hacer algo al respecto. En Filipinas, está muy vivo en nuestra filosofía ayudar a los demás, amarlos y siempre pensar en la comunidad”, dice.
La conexión con la comunidad latina siempre ha estado presente.
“Prácticamente desde que nací, rodeada de una comunidad latina, siempre he estado involucrada con ellos. Durante la pandemia, cuando comencé mi trabajo como abogada con inquilinos, el 70 por ciento de ellos son latinos. Me llaman Chavela, Chavelita”, dice, riendo.
Sin embargo, esta mujer noble también tiene que tener una personalidad fuerte para poder luchar y enfrentar adversidades y, sobre todo, para enfrentar una elección con el éxito que está teniendo.
“Soy madre soltera, tienes que ser fuerte, parezco más joven de lo que soy, cuando tuve a mi hija, todos quieren dar su opinión sobre ti, juzgarte. Parece que siempre los decepcionas porque no cumples con sus expectativas cuando es mi vida y no la de ellos. Cuando me veían en autobuses con mi bebé, la gente me cuestionaba, ‘¿cómo puede una mujer tan joven como tú tener un bebé tan joven?’ Eso formó mi carácter. Ser resiliente. Si creo en algo, lo hago, lucho por hacerlo”, dice.
Cuando se hicieron públicas las grabaciones de los comentarios racistas del actual concejal del distrito, Kevin de León, y la ex presidenta del concejo Nury Martínez, la inyectaron con esa fuerza para cambiar las cosas.
“Fue la gota que colmó el vaso, era poner fin a esta situación, cambiarla. No podíamos tolerarlo más”, dijo, y planeó comenzar su campaña.
Su padre, un hombre preocupado por su hija, fue más razonable, pero también directo.
“Me dijo: ‘eres abogada, si pierdes, aún puedes trabajar'”, y ella ríe nuevamente. “Pero luego dijo: ‘No decepciones a la comunidad, No la jodas’.”
Ysabel es una mujer que valora su privacidad, este éxito ha sido extraño para ella, lo lleva día a día.
“Mi hija lo notó, la gente comenzó a saludarme en la calle, uso mucho el transporte público, la gente se acerca y me saluda, dicen: ‘tú no sabes quién soy yo, pero yo sé quién eres tú'”, dice.
Y coincidentemente, en estos momentos de la entrevista, interrumpe la conversación, un vecino llegó a su puerta y estaba haciendo señales de victoria con los dedos.
Ella tiene fuertes críticas contra esos políticos que no muestran sus caras, no dialogan con su comunidad, no ofrecen lo que buscan, ser servidores públicos.
“Si no tienen el coraje de enfrentar a la comunidad, ¿qué están haciendo en su posición?” dice.
Su objetivo es no cometer ese tipo de errores y muchos otros. Es optimista, cree que a pesar de la historia de corrupción de muchos políticos en el servicio público, se pueden hacer cambios, se pueden revertir las cosas, para detener la gentrificación en vecindarios tan latinos como Boyle Heights.
“Por ahora, voy a descansar un poco, evaluar lo que hicimos y volver a planificar nuestra estrategia para noviembre. Tomarse un descanso siempre es positivo. Creo que con las políticas adecuadas podemos combatir los aumentos de alquiler, los desalojos, ayudar a la comunidad. Necesitamos la buena voluntad y el trabajo duro que hacemos. Tenemos que mantener esto limpio de corrupción, llevará tiempo, pero podemos hacerlo”, concluye… riendo.
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